viernes, 1 de enero de 2016

Ambición.

La palabras es "ambición". 

Habiendo cerrado ya otro año (¡otro año!) uno echa la vista atrás y recapitula. Los pronósticos acabaron siendo correctos. Un año impecable en todos los aspectos. Mi lista de propósitos cumplida al 95% (me faltó un viaje más al extranjero), y una buena cantidad de objetivos tachados de una larga lista que reflejaba lo que quería que fuese mi vida al acabar el año. Bien. 

Considerando esto decidí hace unos días rehacer la lista. Doce meses, doce propósitos, como llevo haciendo desde que comenzó 2014. Visto el éxito de las dos ediciones anteriores, en este no podía hacer otra cosa que seguir desafiándome, en busca de la superación. Por eso esa misteriosa primera oración en esta entrada de blog. Ambición. 

He sido ambicioso preparando mi lista este año. Basta de objetivos abstractos; hoy tengo números. Basta de aprobaciones más o menos subjetivas de mis acciones: volvemos a la lógica bivaluada. Cierto o falso. Conseguido o no. 

Entre los que destacan este año, por ser más llamativos que de costumbre son, por ejemplo, el correr quinientos kilómetros. No lo es tanto si pensamos que un año está alrededor de las cincuenta semanas... y diez km a la semana es correr 20 minutos durante tres días... La idea será pulverizar ese número, tranquilos. Mil minutos de meditación, ocho mil quinientas flexiones o aprender sobre áreas completamente nuevas para mí (espero que encontréis sorpresas a finales de 2016 sobre esas nuevas materias aprendidas) son grosso modo otros puntos clave. 

Al final dicha ambición se expresa como una vuelta de tuerca, quizá más profunda y concienzuda, de la meta que es el alcanzar a ser un poquito mejor, día tras día, comprendiendo las facetas física, mental y espiritual de una persona. 

Sobre la intuición... no se equivocó sobre 2015. Ha sido magnífico. Y si hay algo que primero me viene a la mente cuando recapitulo es la cantidad de grandes personas que he conocido y que he tenido el placer de volver a ver durante este año. Personas. A quienes he visto por primera vez, a quienes he conocido en profundidad, a quienes he recordado, con los que me he reunido de nuevo y los que se me han quedado en el tintero. Después, pensaría en vivencias. ¡He vivido de todo! En soledad y con dichas personas. Finalmente pensaría en lo que he aprendido. Sobre mí mismo, sobre música, sobre tecnologías, sobre relaciones... sobre tantas cosas que siento vértigo.

Un año para enmarcar. 

La intuición me dice, no obstante, que 2016 tiene pinta de ser, no un mal año, pero sí algo más duro en comparación. Me dice que tendré que enfrentarme a algunos problemas y mantener la cabeza en su sitio para afrontar una serie de decisiones importantes, pero igualmente tendrá grandes momentos y en general será un año positivo. 

El tiempo dirá. 

Gracias. 

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