martes, 11 de febrero de 2014

Una tarde de cine

Hacía mucho tiempo, desde el verano creo recordar, que no disfrutaba de una buena sesión de cine. Recuerdo que durante ese verano pude disfrutar de dos estrenos relucientes tales como Guerra Mundial Z  y Pacific Rim

En esta ocasión, estando de visita en el pueblo, pude disfrutar del económico, plácido y emocionante visionado de La ladrona de libros, cuyo tráiler dejo a continuación. 


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La trama se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial. Una niña es adoptada por una familia mientras su madre huye de Alemania en el auge del partido Nazi. Durante su estancia allí vive los horrores de la guerra desde el punto de vista alemán. Aprende a leer y valora cada libro que encuentra. 

Al margen, como puede adivinarse en el tráiler, surge una serie de circunstancias que te hacen permanecer en vilo y con la lágrima asomando durante casi todo el largometraje. Las amistades que la joven Liesel va trabando durante su estancia en ese lugar, el cariño de su padre adoptivo Hans (interpretado por Geoffrey Rush, quien desde El discurso del Rey se ha convertido en uno de mis favoritos) y la cruda realidad de la guerra hacen de esta película (imagino que del libro también) un título de obligado visionado (o lectura). 

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Hay muchas lecciones que se pueden sacar y de hecho saqué y/o confirmé. Expongo una breve lista:
  • No sé si nos hemos planteado hasta qué punto el pueblo alemán sufrió los estragos de un líder tarumba. Creo que sí, en efecto, todos intuíamos que en una guerra nunca hay vencedores ni vencidos y que ambas partes lo pasan siempre mal. Más allá de las lágrimas de Elsa Schneider durante la quema de libros en Berlín (hablo de Indiana Jones y la Última Cruzada) o de las pinceladas que pueden aparecer en en películas como La lista de Schindler cuando los propios alemanes (que no hubo pocos) ayudaban a escapar y escondían judíos o comunistas, puede encontrarse el dolor de ver a la familia partir hacia la guerra, la oposición del propio pueblo al régimen o el sufrimiento de familias inocentes que eran bombardeadas. A fin de cuentas, las bombas son bombas y nadie las quiere dirigiéndose hacia uno mismo. 
  • El valor de las palabras en todas sus vertientes: tanto el conocer y disfrutar de la escritura como el valor de las promesas o mantener firmes las convicciones y ser honrado con uno mismo y con el pasado, aún a costa de la propia supervivencia. 
  • El valor de la amistad más allá de fronteras ideológicas, raciales o sociales. 
  • La recompensa de la voluntad y la pasión cuando te entregas en cuerpo y alma a aquello que te gusta hacer sin prestar atención a la incertidumbre del mañana o al desánimo de quienes te rodean. 
  • La lucha constante contra la adversidad. Siempre habrá adversidad y siempre encontraremos baches en el camino. Pero la experiencia nos irá dictando cómo sortearlos o superarlos. No hay que temer al cambio y lo desconocido, a los reveses del destino o al propio miedo. 
  • Y finalmente, que si vas acompañado, aproximadamente el 66,7% del resto del grupo acabarán la película en un mar de lágrimas, pero habiéndola disfrutado mucho. 

¡Disfrutadla!

Salugeeks! & #StayAlert!